Hispaniam
destruit hispaniam
Rhúa,
lector en Soria
Cuando
fray Juan de Soria, latinista egregio y hombre a veces
culto, subía al púlpito de la capilla
de san Saturio en la concatedral de San Pedro, absortos
los ojos en los ojos de los feligreses, profería,
colosal, aquellas palabras aviesas, pérfidas,
que tanta fama le alcanzaban. Decía así:
Suma
distinguir inter hispanos, y seguía, que
no es otra que la capacidad de destruirse cada cierto
tiempo, pensando, oh, sancta simplicissimus,
que su vida y sus cuitas se transformarán por
arte mágica. Esa manera de pensar, propia del
irracionalismo y del pensamiento mítico, sigue
vigente justo en la mitad de la población española,
triste verdad que se corrobora en cada plebiscito electoral.
Suffragium
non est diaboli, est diaboli stultitia. Efectivamente,
un candidato que presenta las lacras del mundo se enfrenta
a sujetos blancos, al menos en apariencia, y para sorpresa
de tantos, los rebasa, los confina y los vence. ¿Quiere
esto decir, que minus peccatum est cuando es
de izquierdas? Etiam cursus, por supuesto, pero
llegará el chirriar de dientes y hasta el dolor
de muelas, que los dolores macho son mucho peores, y
mucho peor será la caída, el descrédito
y la crisis. Porque ciego no es el que no ve, sino el
que non videbunt.
Hacía
una pausa larga, quizá serpentina, esperando
que aquellas palabras calaran en las molleras de los
feligreses, y luego proseguía, apoyando sus delicadas
manos en el borde del atril. Hablaba lentamente, marcando
las sílabas, como si las pausas fueran martillazos.
Por
esos mismos motivos, gregem pascuæ meæ,
debéis saber que cuando
las listas de parados crezcan, cuando la situación
económica se haga insostenible y cuando las cesiones
a los condenados se hagan patentes mediante indultos
y otras reverencias, entonces, el ahora vencedor
se volverá perdedor y regresará la razón
y la sensatez, pero, ay, non esse nuper, tan
tarde que el remedio traerá como siempre en esta
Hispania suicida el retraso, y digo tarde porque siempre
es tarde cuando no es ahora. ¿Por qué
España es país que avanza tan lentamente?
Porque se detiene tras cada legislatura, porque nunca
hay varios tiempos continuos, porque en medio de políticos
de talla se cuela gente capaz de mentir, de engañar
y de pactar con el delito e incluso de proponer medidas
populistas, justo esas que amenazan todo avance.
En
fin, sepan cuantos esto leyeren que fray Juan era hombre
punto visceral y hasta vitriólico, y hasta desapacible
y borrascoso, por eso siempre acababa con aquello tan
manido: Vayan ustedes con Dios,
que ustedes mismos, pajarillos, se lo han buscado.
Y descendía del púlpito, manejaba el manteo
con soltura y desaparecía hacia la sacristía,
donde siempre había un vasazo de vino.
Rhúa,
lector en Soria
Barcelona,
1/05/2019
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